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Estar a la altura de este texto centenario, probablemente el intento más audaz de la metapsicología freudiana, es reconstituir su dinámica interna. Nada más vivo que este texto que da forma a la llamada «pulsión de muerte». A partir del análisis del Jenseits, preposición adverbial que inicia todo el tema freudiano de un Más allá, se trata de entender el enfoque freudiano que considera toda una serie de hechos ya conocidos por la clínica psicoanalítica para redescubrirlos a través de una extraña pasión de repetición. Desde los traumas de guerra hasta los juegos infantiles –incluido el paradigmático juego del carrete–, desde las neurosis de destino hasta el masoquismo e incluso la transferencia. A través de esta clínica de lo real, Freud aborda el gran problema del origen de lo vivo, lo que permite fundar ese movimiento de retorno a lo inanimado que cuestiona la idea misma de «vida», como un gigantesco contratiempo. Es esencial señalar que esta destitución del placer como principio rector del principio de placer no socava su papel como tendencia fundamental, sino que obliga a pensar en la otra función de este principio, un verdadero doble agente, al servicio de la pulsión de muerte. La postura de Lacan frente a la pulsión de muerte se aclara al final de esta reconstrucción: es este punto giro de 1920, un verdadero terremoto, el que le permite situar el goce y su economía, de «plusvalía» (Mehrlust).