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A menudo se interroga sobre las pulsiones en los trastornos alimentarios –anorexia y bulimia–, principalmente la pulsión oral, y pocas veces la escópica. Pero el lugar de esta es esencial, al igual que la mirada, el deseo y el goce. El historiador del arte Daniel Arasse, en sus obras y en particular en On y voit rien [No se ve nada], nos permite entender el lugar del «ver». Constatamos que la inflación contemporánea de las imágenes, sobre todo en las redes sociales, perturba nuestra relación con la imagen, y más aún en los sujetos que padecen trastornos alimentarios y tienen dificultades para percibir su cuerpo.