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Con la descalificación del mito y la religión, que proporcionaban lo social a quienes los compartían, corresponde al sujeto hacerse cargo: surgen la neurosis, la psicosis, la perversión y el psicoanálisis. Cada forma de sometimiento identificada por el psicoanálisis cumple una función para los demás dentro de lo que solo el discurso analítico permite identificar como lazo social. Esta psicodiversidad al servicio de un ecosistema psíquico está siendo socavada por el neoliberalismo. En este punto, el psicoanálisis tiene necesariamente una función política: apoyar la resistencia y el genio de toda forma de sometimiento que se le presente... o no.