Inteligencia artificial: oportunidades y riesgos
Type de matériel :
60
La inteligencia artificial (IA) ha estado recibiendo una atención sin precedentes de un tiempo a esta parte. ¿Por qué? Porque está dando un verdadero salto adelante bajo el efecto combinado de cuatro factores: el desarrollo de las comunicaciones, que permite ahora, a escala planetaria y a la velocidad de la luz, transportar todas las formas de expresión; la potencia de cálculo (medida en billones de operaciones por segundo); la explosión de datos disponibles; y el progreso de los algoritmos de aprendizaje. Así, dicen André-Yves Portnoff y Jean-François Soupizet, está surgiendo todo un nuevo ecosistema. ¿Cuáles pueden ser las aplicaciones de la IA? Ya son innumerables, desde el ordeño de cabras hasta los servicios bancarios, pasando por los vehículos autónomos, el marketing digital, las ciudades inteligentes, la salud, los sabotajes... Algunos expertos, partidarios de la «singularidad tecnológica», llegan incluso a pensar que la IA podría tomar el control del planeta, afirmación aquí firmemente rebatida por nuestros autores que, sin embargo, subrayan hasta qué punto la distribución de los papeles del hombre y la máquina debe repensarse, al igual que la relación entre ambos. Señalan, además, que la difusión de la IA en las empresas no está tan avanzada como pudiera parecer; implica cambios profundos en las formas de organización, gestión... En definitiva, ¡una revolución cultural que no avanza al ritmo de la técnica! En cuanto a los actores, ponen de relieve el conflicto entre los nuevos jugadores (los gigantes americanos y chinos de internet) y las empresas tradicionales, así como los Estados, cuya soberanía podría verse gravemente comprometida; pero estos últimos podrían descubrir mañana en la IA las herramientas de un nuevo poder, para bien o para mal...André-Yves Portnoff y Jean-François Soupizet, basándose para la redacción de este artículo en un análisis prospectivo destinado a los miembros de la asociación Futuribles International, se aventuran a esbozar algunos futuros posibles, no escenarios como tales, sino modelos contrastados: el «panóptico digital privatizado», marcado por la supremacía de los gigantes digitales; el «panóptico digital estatalizado», representado por la colusión de intereses entre los gigantes de la informática y el poder político al estilo chino; el «ilustrado largoplacista»; y el modelo del «crimen digital». De esta manera, los autores muestran una vez más el doble filo de las tecnologías y la importancia de nuestra responsabilidad, en particular la de los europeos, a la hora de hacer elecciones que sin duda configurarán el futuro a largo plazo.
Réseaux sociaux