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Tras las elecciones de mayo de 2019, el Parlamento Europeo ha entrado en una nueva mandatura y varias instituciones europeas han cambiado sus dirigentes y/o equipos de gestión (Banco Central, Comisión, Parlamento...). ¿Permitirá esta renovación institucional que la Unión Europea mejore su funcionamiento? Es una esperanza que puede albergarse, aunque, como nos recuerda esta crónica, es muy difícil hacer funcionar una estructura de esta magnitud, y concertar las visiones y aspiraciones de veintiocho Estados Miembros, aunque sólo sea institucionalmente. No obstante, el aumento de las responsabilidades otorgadas al Parlamento Europeo, los continuos avances hacia un funcionamiento más democrático y la resistencia de las instituciones a las diversas crisis que se han producido en los últimos decenios son signos alentadores que la nueva Comisión Europea tendrá que reforzar.