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Poco más de un año después del inicio de la pandemia y de las escenas de pánico de muchas personas que llenaban sus carritos de la compra en las tiendas por miedo a la escasez de alimentos, los franceses han comprobado que no les ha faltado nada durante la crisis y que el suministro de alimentos no se ha visto prácticamente afectado. A pesar de ello, el episodio actual ha planteado la cuestión de la seguridad del suministro y ha demostrado la importancia de contar con una producción agrícola nacional. Sin embargo, a pesar de que el país dispone de importantes capacidades en el ámbito pesquero, este sigue siendo furemente dependiente de las importaciones para satisfacer el consumo nacional de productos del mar. Esta es una paradoja importante, y Sébastien Abis y Cyrille Coutansais presentan aquí sus pormenores. También es empero una vía de futuro insuficientemente explorada por el sector agroalimentario francés, con muchas bazas que podrían explotarse y que podrían dar lugar a interesantes sinergias con la agricultura terrestre («combinar lo azul y lo verde»). Completando nuestra serie sobre el mar y los océanos, este artículo traza un panorama del sector de la acuicultura francesa, destaca los retos a los que se ha enfrentado y sigue enfrentándose en el contexto de la globalización del comercio, e invita a explotar sus puntos fuertes para reforzar el sector agrícola francés y la seguridad alimentaria del país. S. D.