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En un vídeo publicado en abril y posteriormente en una conferencia celebrada a finales de agosto de 2021, el multimillonario Elon Musk, cuyas hazañas y proyectos futuristas (SpaceX, Tesla...) están siempre en boca de todos, presentó los progresos de su empresa emergente especializada en neurotecnología, Neuralink. El objetivo consistía en destacar los avances de la interfaz cerebro-máquina desarrollada por Neuralink, en particular mediante un implante cerebral diminuto. Como muestra en este artículo Philippe Menei, la tecnología en sí no es especialmente novedosa, pero su considerable reducción de tamaño podría crear nuevas oportunidades y los objetivos indicados por Elon Musk (a saber, convertirla en una tecnología de masas implantable y «extraíble» cuando uno desee y que podría, por ejemplo, convertirse en un «accesorio» para los videojuegos) plantean interrogantes. De las tecnologías inicialmente dedicadas a resolver problemas médicos específicos (discapacidades motrices o sensoriales), pasaríamos a implantes de consumo de masas prácticamente «desmedicalizados» que coquetean peligrosamente con el transhumanismo. Este artículo es una advertencia sobre los riesgos cada vez más evidentes del paso del «humano reparado» al «humano aumentado». S. D.