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Desde 2001, las amenazas biológicas han sido una preocupación creciente para las políticas de prevención del terrorismo de la administración estadounidense. Esta preocupación se ha cruzado con la trayectoria de una disciplina científica emergente, la biología sintética, que tiene como objetivo crear organismos que no existen en la naturaleza. La síntesis de genes, un sector industrial central para un proyecto de este tipo, rápidamente ha generado un conjunto de debates sobre el gobierno de la ciencia, la mercancía genética y la seguridad nacional. Al hacer un seguimiento de estos conflictos, también animados por quienes ponen en duda las ambiciones de la biología sintética, el análisis muestra que el riesgo de bioterrorismo ha contribuido a la legitimación de una biotecnología cuestionada. El problema inducido por las técnicas y proyectos de la biología sintética se está trasladando progresivamente hacia el de las malas praxis. Esta nueva localización del problema refleja el establecimiento de un compromiso entre regulación securitaria en aras de la seguridad de los Estados Unidos y la regulación liberal de los bienes científicos en aras de su economía.