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En la Unión Europea, el sector de la salud, y en particular la organización de la atención médica, sigue considerándose una prerrogativa del estado. Con el fin de iniciar la armonización de este aspecto de la política sanitaria, la Unión Europea (UE), y más concretamente la Comisión Europea, ha puesto en marcha una serie de medidas no vinculantes jurídicamente ( soft law) en el ámbito de la e-salud. Este artículo cuestiona la capacidad de estos mecanismos de soft law para introducir en la agenda el establecimiento de políticas nacionales en un área donde los tratados no le dan competencia. Así pues, comparamos dos casos, Francia y el Reino Unido, que están adoptando tecnologías de cibersalud en un momento en que el proceso de inclusión de estas políticas en la agenda es divergente. En el centro de este análisis estarán los actores nacionales, sus intereses, sus estrategias y los usos que hacen (o no) del nivel europeo.