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La firma del tratado de paz de 1998 marca el comienzo de una cierta «normalización» de la situación en Irlanda del Norte. En esta situación de posconflicto armado, la violencia relacionada con los enfrentamientos entre grupos paramilitares y las fuerzas de seguridad británicas ha disminuido drásticamente. Sin embargo, pequeños grupos paramilitares republicanos todavía se oponen al tratado de paz y ven en la lucha armada un medio legítimo para lograr la unificación irlandesa. La violencia que están aplicando forma parte de una estrategia de contranormalización y control del territorio comunitario que está destinada a aumentar la eficacia de su lucha contra las fuerzas británicas. Sin embargo, su influencia sigue siendo débil, ya que está limitada en parte por el Sinn Féin, un actor de origen también republicano, que, por el contrario, ha optado por abandonar la violencia. Para el partido, la unificación de la isla se está logrando mediante una toma de poder gradual, en Irlanda del Norte y en la República de Irlanda, gracias a los éxitos electorales conseguidos con la amplia participación de los activistas del Sinn Féin en las comunidades locales.