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El 23 de marzo de 2018, después de una pausa de varios meses, se produjeron los atentados de Carcassonne y Trèbes. Esta pequeña ciudad de provincia y su Super U, lugar de la toma de rehenes que le costó la vida al teniente coronel Beltrame, se han convertido en símbolos de la propagación de la amenaza terrorista en toda la Francia metropolitana. El hecho de que el terrorista provenga de un «barrio humilde» de Carcassonne refuerza aún más la representación de una yihad de dimensión local. Más allá de estos trágicos acontecimientos, Trèbes está también plagada desde principios de los años 2000 de importantes tensiones geopolíticas vinculadas al aumento de la delincuencia y a la segregación étnica y social que caracteriza a uno de sus barrios (la ciudad de l'Aiguille) y que las excelentes puntuaciones del FN (Marine Le Pen recibió el 48,5 % de los votos emitidos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales) ponen de relieve. Así, a escala de una comuna de menos de 5000 habitantes, se plantean grandes retos para la Francia del mañana.