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Cuando estalla la Gran Guerra, el arte de la persuasión de masas no era nada nuevo. Sin embargo, dado que la psicología humana es todavía una ciencia en ciernes, sus mecanismos son relativamente desconocidos y, por ello, poco dominados. En Francia, la necesidad de contrarrestar la propaganda de guerra alemana se hizo evidente tan pronto como comenzaron los primeros combates. En efecto, parece que la lucha que se avecina será violenta y proteica y que cada bando deberá, al mismo tiempo, trabajar para estimular la valentía de sus nacionales y corromper el alma del adversario. Pero hasta mediados de agosto de 1914, la creencia generalizada de las élites en una guerra corta, así como la falta de directrices oficiales en materia propagandística, dejaron el campo libre a iniciativas desordenadas y a resultados a veces cuestionables..