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Un cuartel no es un lugar donde se busque instintivamente la armonía y la belleza. Sin embargo, algunos se salen de esta norma. Por ejemplo, basta con entrar en una zona de la Legión Extranjera para comprobarlo. En general, la vida militar y la búsqueda de la belleza son dos necesidades humanas complementarias. El lugar donde viven los soldados desempeña un papel fundamental en su modo de vida. Las decoraciones y los adornos, aportados por lo general por los propios soldados, son símbolos y mitos que repercuten en la moral de las tropas, pero también en una ciudad, una región o un país. Los objetos, las insignias, las palabras y los nombres grabados en los monumentos y en los muros son también una forma de transmitir un memoria a través de las generaciones. Por último, la belleza de un cuartel es una parte de la contrapartida simbólica del compromiso militar.