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Las nociones de ruptura y de continuum entre lo normal y patológico evolucionan, bajo la influencia de la búsqueda normativa societal. En psiquiatría, la evaluación diagnóstica de la patología no se libra de esta influencia, y moviliza los diferentes cuerpos disciplinares según enfoques teóricos y prácticas diferentes. La noción de estructura psíquica ilustra el hiato actual entre el cuerpo psicológico y el cuerpo médico-psiquiátrico. Y es que si se tiende actualmente a clasificar a la americana, la realidad del terreno conduce a considerar el sentido del síntoma en su acepción psicoanalítica. Más allá de las trabas restrictivas teóricas, ¿cómo articular estos dos abordajes como el del D.S.M. y el abordaje de tipo estructural, de esencia psicoanalítica? ¿Cómo movilizar la ética de cada profesional, muchas veces reducido a un paradigma teórico no ya obsoleto sino falto a veces de flexibilidad. El futuro del “loco” de nuestras sociedades depende de ello. Nos parece pertinente cuestionar nuestros esquemas perceptivos de la enfermedad mental y proseguir el movimiento de rehumanización de la locura iniciado en los años 50.