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La pobreza es citada con frecuencia como una explicación a la presencia de niños en las calles de los países del tercer mundo. Sin embargo, le problema es más complejo en Gabón. Como ocurre frecuentemente en África, la familia gabonesa se encuentra en el centro de tensiones entre dos culturas completamente opuestas: la «tradicional», con sus valores de solidaridad comunitaria, y la «occidental», que aboga por el individualismo. Entre los dos polos, esta se convierte en un «híbrido» y a veces falla en su tarea de favorecer la autonomía de sus miembros. A través de una viñeta clínica, mostramos cómo la dificultad de vivir entre dos culturas puede volver disfuncional una familia y engendrar ciertos fenómenos como el de los niños de la calle. El comienzo de una vida en la calle sería, para algunos de estos niños de Gabón, una solución, por supuesto «inapropiada», pero también una protección frente a un impasse familiar.