Argelia: un legado de silencio, una infancia confiscada
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Tras la “década negra” (1991 – 2002), aún permanece el recuerdo de un “pasado que no pasa”. La imposibilidad de localizar todas las responsabilidades y la ausencia de un proceso de simbolización con efecto subjetivo y reparador llenan la memoria colectiva de vergüenza, miedo y vacío. Basándonos en dos situaciones clínicas, mostramos que, si se pasa por alto la experiencia traumática de los padres, el riesgo es que el trauma atraviese generaciones y pueda reproducirse en sus hijos, provocando trastornos caracaterísticos del desarrollo psicológico. Estos pueden considerarse como manifestaciones de aporías de transmisión transgeneracional. Paradójicamente, gracias a la disociación y al desorden, también pueden aparecer como una forma de luchar contra esta herencia que continúa en la psique. Por lo tanto, el trabajo de historización es necesario en el cuidado de las díadas padre-hijo para que las trayectorias familiares y el origen de los síntomas puedan encontrar un sentido.
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