60

Las iniciaciones masculina y femenina de los kabye (Togo) presentan importantes similitudes estructurales. Invocan las mismas entidades iniciáticas, tienen lugar en parte en los mismos lugares, y adoptan formas comparables (sacrificios, procesiones, demostraciones de poder). El paso de los jóvenes a hombres y mujeres adultos se basa igualmente en procesos de inscripción en un territorio en el que se originan clanes y linajes, para consolidar la pertenencia al linaje y a la comunidad, al tiempo que se formaliza una aptitud para la procreación. El carácter poco esotérico de estas iniciaciones está relacionado con la importancia que se da a las demostraciones y a la revelación de las cualidades físicas o «místicas» individuales, que se conciben como características de los ideales masculinos y femeninos locales. Intentaremos demostrar que, más allá de estas convergencias, las diferencias que hay en la aplicación de los ritos de iniciación masculinos y femeninos se deben a las especificidades de las relaciones de género con el espacio de la sabana. Mientras que todas las niñas nacen con una matriz salvaje que el proceso de iniciación tiende a domesticar, los niños, por el contrario, emprenderán un proceso de asalvajamiento mediante la construcción de un habitus de guerrero-cazador que los hace aptos para intervenir con eficacia en los ritos anuales y quinquenales de renovación de un territorio adecuado para la vida humana. Estos movimientos complementarios se actualizan a través de las interacciones entre hombres y mujeres, y toma como modelo la relación entre animales depredadores («leones») y presas («ciervos») tal y como se conciben localmente. Esta relación con las prácticas predatorias subyace no sólo a la construcción del estatus de hombre y mujer, sino también al temor por la relación con el otro, en el que la relación con el otro sexo y la extrañeza constituyen dos facetas importantes de la construcción iniciática.