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En la tierra de los jóola (sur de Senegal/norte de Guinea-Bissau), los ritos que convierten a las mujeres y los hombres en adultos instituyen la separación de los sexos en varias etapas. El momento crucial es, para las mujeres, el primer parto de un niño vivo y, para los hombres, una iniciación colectiva que, cada treinta años, constituye uno de los acontecimientos más espectaculares del calendario ritual. Al tomar prestado también del esquema de iniciación sus características secuenciales y su violencia ritual, los ritos que se realizan durante estos dos momentos implementan procedimientos que se referencian entre sí (gestos, posturas, expresiones asociadas al otro género, etc.). Intentaremos reexaminarlos a la luz de un tercer rito destinado a las mujeres necesitadas de hijos, que reproduce este patrón de forma paradójica. Aunque este último emplea la barrera del secreto de forma diferente, comparte un cierto número de rasgos específicos con las dos primeras iniciaciones (aislamiento, sufrimiento infligido, transformación de la identidad, etc.), al tiempo que exhibe públicamente su carácter autorreferencial. Nos invita asimismo a reconsiderar los resortes de la transformación iniciática de las mujeres y los hombres en sus diferentes dimensiones, sobre todo temporal y espacial.