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El único y verdadero punto en común entre Marx y Feuerbach es la voluntad, compartida durante un tiempo, de dar a la filosofía de Hegel una superación materialista. Feuerbach se sitúa deliberadamente en una perspectiva ontológica, pasando del «saber absoluto» al «ser absoluto», una divinización del hombre que le conducirá paso a paso a un materialismo naturalista sumario. Marx, por su parte, se cuidó de no entrar en controversias metafísicas y no pretendió librarse de la dialéctica hegeliana. Intentará reelaborarla para dotarse de los medios de pensar la Tätigkeit, la actividad por la cual los hombres reales, en el plano de las relaciones sociales, producen sus condiciones de existencia.