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La aparición paralela de la ecología darwiniana y la sociología marxista, en medio de un vasto desafío evolutivo que alude al dogma de la creación divina de un mundo inmutable, provocó interpretaciones simplificadoras a las que estas dos teorías tuvieron que enfrentarse por separado y que perturbaron su diálogo tan necesario. Esta confusión dio lugar a contradicciones superficiales y erróneas entre ellas, pero sobre todo enmascaró por completo una originalidad común mucho más importante de sus metodologías. El malentendido mutuo que se produjo persiste hoy en día, impidiendo la estabilización, ofrecida por el darwinismo y el marxismo, de un enfoque científico que asocie plenamente los hechos ecológicos y sociales.