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Desde el 22 de febrero de 2019, Argelia ha entrado en una fase completamente nueva de su historia. La enorme, pacífica y decidida movilización popular que se expresa desde hace más de un año con marchas semanales en las ciudades del país expresa una profunda fractura social entre la población y sus dirigentes. Aunque muchos indicadores estaban en rojo, es en los cambios profundos de la sociedad donde debemos leer y comprender la dinámica en curso. Se está produciendo una ruptura generacional, que anuncia una nueva temporalidad histórica y pone en primer plano a los grupos sociales que exigen un nuevo contrato social, una nueva sociedad.