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Aunque se admite la religión en la cárcel, durante mucho tiempo se ha descuidado el lugar del islam, a pesar del creciente número de presos que pueden ser considerados musulmanes. Esta situación deficitaria ha ido mejorando gradualmente desde hace varios años, y este proceso de recuperación se ha acelerado por la preocupación sobre lo que se presenta como una importante contribución de la prisión a la radicalización de los jóvenes musulmanes. El papel de los capellanes musulmanes y su tardío reconocimiento no están tampoco exentos de ambigüedad, nos recuerda Claire de Galembert, basándose en una encuesta colectiva que se publicó en 2016.