34

Siguiendo los pasos de Estados Unidos, donde la donación fue moldeada por los multimillonarios como un producto financiero de ensueño y un acto de satisfacción moral, las clases medias francesas donan cada vez más a las asociaciones de interés general. La financiación privada a través del mecenazgo popular es un verdadero éxito de marketing, que podemos denominar «marketing social». Pero, paralelamente al desarrollo del movimiento asociativo, asistimos desde los años 90 a la aparición de nuevos samaritanos, verdaderos déspotas iluminados: las fundaciones. Junto a los donantes caritativos de la sociedad civil, el donante filantrópico se sitúa entre la acción del Estado del bienestar y los órganos paritarios encargados de velar por el interés general. Su poder les permite redefinir este interés general en su beneficio. El auge de la filantropía está pues vinculado a una cierta incapacidad del Estado del bienestar, el gran distribuidor central, para tender su cobertura a todos los ciudadanos, y sobre todo, a causas lejanas. Se vislumbra por tanto un futuro brillante para la filantropía.