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«El coworking sin comunidad no existe.» ¿Qué nos separa a nosotros, los del tercer lugar, de los de la start-up (más o menos nacionalizada)? ¿Qué distingue a las vías de acceso (de un nosotros relativamente dilatado, difractado o bifurcado) de las autopistas (del yo en el corazón del desarrollo personal así como del nosotros de los team buildings y de los talleres de we design)? La autoasignación de un yo pluralizado intenta, mediante un simple juego pronominal, ocultar su intención de conectar a todo el mundo. A través de los reflejos de estas bellas almas en sus variaciones estéticas, este artículo propone pensar en las actualizaciones de la estandarización psíquica mundial mostrando cómo desdibujan ese entre-nosotros que describimos. El punto de partida es una serie de citas de las estrellas de la república de las letras. Directamente, multiplicamos las formas de desterritorializaciones enunciativas como muchos cruces de un nosotros apegado a su incertidumbre de escala y excitado por sus anacronismos: experiencia original del otro como yo, taller alter-constructivista, meditación auto-descentrante, encuentro anti-facilitador, contrapunto sobre la situación actual.