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Las asociaciones tienen el monopolio de la delegación de los servicios públicos asumiendo misiones de interés general y, por lo tanto, acogen a todos los voluntarios que se dedican a las llamadas causas sociales. Pero las leyes «Economía social y solidaria» (ESS) y «Plan de acción para el crecimiento y la transformación de las empresas» (PACTE) han confirmado una evolución del papel social confiado a las empresas al legitimar su posición al servicio del interés general. En consecuencia, las empresas empiezan a interesarse por los voluntarios y viceversa, lo que da lugar a una renovación de las formas de compromiso. El objetivo de este artículo es estudiar a estos nuevos «voluntarios corporativos» y analizar las modalidades de sus contribuciones a través de sus experiencias en esta evolución.