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Aunque el silencio en un grupo de análisis de prácticas puede considerarse una forma de defensa de los participantes, también es una prueba para el responsable del grupo: ¿cómo se trabaja con los silencios en un dispositivo que se basa en la palabra hablada? Como profesional clínica de orientación psicoanalítica (Blanchard-Laville), la autora examina los silencios y la relación con el silencio de un grupo de profesionales de la educación especial, situándolos en el marco del discurso a partir de la toma de notas en el momento y de elaboraciones sobre su participación en el grupo. Inicialmente signo de desconfianza, este silencio resultó ser el lenguaje posible para significar la transmisión inconsciente entre dos generaciones de educadores y convertirse en una herramienta de armonización sobre lo que se podía compartir en el espacio de análisis.