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México está atravesando una de las más graves crisis de violencia e inseguridad que se haya registrado en su historia. Han pasado doce años desde que se declaró la guerra contra el narcotráfico y sus efectos han dado lugar a una gran fragilidad de las instituciones, la cooptación de las burocracias y miles de víctimas. Aunque la organización de la sociedad civil ha denunciado la masiva violación de derechos humanos, se debate en medio de un campo minado de múltiples intereses y conspiraciones. Este artículo reconstruye una de las experiencias de lucha más llamativas a nivel nacional, por parte de grupos civiles armados para el control de la seguridad. Mediante el análisis de estos grupos armados en el estado de Michoacán, intentaremos entender cuáles son las respuestas civiles que algunos hombres armados están dispuestos a llevar a cabo a cambio de mejor seguridad, pero también, dada la complejidad de las relaciones entre el orden del Estado y la violencia del crimen, comprenderemos, cómo pueden transformarse las demandas civiles de justicia en experimentos paramilitares insospechados.