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Este artículo analiza las razones por las que los inquilinos no participan en los programas participativos propuestos por los arrendadores en los barrios de viviendas sociales de los suburbios de París. Sostiene la hipótesis de que las explicaciones centradas en las disposiciones sociales individuales distan mucho de ser suficientes para explicar la no participación en las grandes urbanizaciones de viviendas sociales. Propone desplazar el foco de atención hacia las características de la propia oferta participativa, y revela que la comercialización de la intermediación entre propietarios e inquilinos, con todo lo que implica en términos de búsqueda de ahorro, estandarización de los procedimientos e impersonalización de las relaciones, debilita considerablemente la movilización de las personas residentes.