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La preocupación que se suele expresar sobre la deuda pública se basa en numerosas ideas erróneas. La relación entre la deuda y el PIB es una variable poco significativa, y la deuda pública absorbe el exceso de ahorro privado. El déficit público no dificulta la financiación de la inversión privada ni supone una carga para las generaciones futuras. Sin embargo, la deuda pública debe gestionarse con seriedad y utilizarse para proyectos que respondan a las necesidades y objetivos de la sociedad, siempre que no se financien a través del ahorro privado.