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El cuidado de los recién nacidos extremadamente prematuros ha progresado en los últimos años gracias a los avances médicos y tecnológicos. Estos han reducido la mortalidad y la morbilidad, y han expandido el límite de la viabilidad. A raíz de estos avances, varios países han redefinido los umbrales para la administración de cuidados en función de la edad gestacional, la opinión de los padres y los factores tanto favorables como desfavorables. En este artículo, se presenta la práctica belga actual y se compara con las publicaciones recientes y la práctica internacional.