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Este artículo analiza el reparto de las tareas domésticas en las parejas según el estatus matrimonial. Muestra la evolución de la división de las tareas según el género a partir de las encuestas Empleo del tiempo (1985, 1998 y 2009). En 1985 y 1998, las mujeres casadas realizaban una parte más importante del trabajo doméstico que las mujeres que convivían pero no estaban casadas. Las diferentes características observadas entre las parejas casadas y no casadas explican esta diferencia en 1985, mientras que a finales de los años 1990, en igualdad de condiciones, las parejas no casadas que conviven adoptan un modo de organización menos desigual que las parejas casadas. En 2009, la proporción del tiempo consagrado a las tareas domésticas correspondiente a las mujeres es más o menos el mismo para las mujeres casadas que para las no casadas (72% y 73,5% respectivamente), mientras que es significativamente inferior en las parejas de hecho (65,1%). Este resultado puede explicarse por un proceso de autoselección de las parejas basado en los valores asociados al género, siendo la pareja de hecho una fórmula que atrae a parejas más igualitarias.