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La crítica feminista ha establecido que algunos indicadores oficiales de pobreza económica como la International Poverty Line (Banco Mundial) y la tasa de riesgo de pobreza (Eurostat) subestiman la pobreza de las mujeres. Este artículo presenta dos indicadores alternativos de pobreza económica introducidos por las investigaciones feministas. El debate sobre estos indicadores pone de relieve su contribución a la reflexión general en relación con la manera de cuantificar la pobreza económica sin subestimar la pobreza de las mujeres. En particular, el conjunto de las investigaciones feministas sobre estos indicadores muestra que una cuantificación justa de la pobreza –incluso definida en términos estrictamente monetarios– es imposible si no se consideran las relaciones de poder existentes en el seno del hogar. A partir de esta constatación, se proponen dos vías para avanzar hacia la realización de un nuevo indicador de pobreza monetaria.