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La personalidad fuera de lo común de Donald Trump hace que demasiados observadores le dediquensu atención cuando él no es más que el síntoma de una crisis social, económica y política en la sociedad estadounidense, comparable a las que golpean a la mayoría de las democracias occidentales. Las políticas neoliberales aplicadas durante casi cuatro décadas y la crisis de 2008 han desestabilizado a la clase media baja, aumentado la desigualdad y alimentado el resentimiento contra las élites, acusadas de indiferencia. Esta ira ha sido entendida por Trump, quien de este modo continúa manteniendo una intensa relación emocional con su electorado. Respondiendo a esta situación será cómo los demócratas podrán vencerlo en 2020.