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En 2008 se creó una nueva institución, Pôle emploi, a partir de la fusión de la ANPE y Assédic, para hacer más eficaces las políticas de activación de los solicitantes de empleo. Esta reforma estructural tiene como objetivo movilizar todos los recursos dedicados a los desempleados de una manera considerada más «eficiente», i.e. confiándolos a un mismo organismo público y creando un único consejero de referencia encargado de la colocación y la indemnización del desempleado. Si bien esta reforma institucional se basa en una transformación radical del trabajo de los agentes en contacto con los desempleados, el contenido del trabajo se elude en el diseño de la reforma. La fusión de los puestos de trabajo está resultando gradualmente imposible. El abandono de esta piedra de toque de la reforma —la profesión única— no pone en duda, sin embargo, la institución creada. Al estudiar el lugar concedido al trabajo en la elaboración y aplicación de esta agenda institucional, este artículo muestra cómo los objetivos sectoriales de las políticas de empleo están siendo gradualmente reemplazados por el objetivo de la optimización gerencial de los recursos sin cuestionar recíprocamente los objetivos iniciales de las políticas.