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Los subcontratistas de la industria del lujo sufren mutaciones mayores con una reorganización capitalista de las marcas y una mundialización de las actividades. Esta evolución coloca la confianza en el corazón de las relaciones inter-organizacionales con consecuencia esencial para los subcontratistas de pasar de una «destreza» productiva aislada a una «destreza conjunta» de producción pero también de diseño. Las marcas optimizaron el desarrollo de sus nuevos productos cada vez más complejos por una externalización maciza hacia la subcontratación en cadenas logísticas extensas, por un co-diseño evolutivo y una organización de los procesos de producción como módulos. La co-construcción del proyecto que se autoajusta sin interrupción sobre datos inmateriales y sensoriales con saber tácito, informal y no codificado es permitida por una concentración geográfica y una proximidad organizacional, propicios a interfaces activas. El trabajo cooperativo en red es instituido entre los subcontratistas que se organizan alrededor de una empresa-pivote, un nudo central de la red, el verdadero “emprendedor social». Se vuelven complementarios para hacerse indisociables. La movilización en la red constituida, pero sin acceso formalizado, autoriza una adaptación y una reactividad con mecanismos formales de protección y de regulación en apoyo sobre institucionales y una misma gobernanza apropiada para pedidas singulares y originales.