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Nuestra encuesta cualitativa a jóvenes promotores de proyectos en los barrios denominados «sensibles» puso de manifiesto el papel del facilitador externo en la expresión y realización del proyecto del joven. La pregunta es: ¿se puede aprender a ser empresario? La respuesta a esta pregunta se encuentra en las cualidades quer debe poseer el facilitador externo. Este actúa como guía y punto de referencia estructurador, revela el potencial del emprendedor y facilita la acción empresarial. Para desarrollar la cultura empresarial del joven impulsor del proyecto, el facilitador fomenta la confianza de aquel en sí mismo, así como su autoestima. Además, favorece la creación de una red que aporta valor al proyecto. Dicha red se encarga de ejecutar el proyecto y define su calidad intrínseca. Las limitaciones de nuestra investigación residen en la ausencia de un estudio comparativo y longitudinal de jóvenes empresarios que reciban apoyo empresarial y que vivan en un barrio «no sensible».