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Nuestras organizaciones están en constante cambio desde hace muchas décadas. De hecho, nuestros hospitales han tenido que buscar medios cada vez más eficaces para responder a las exigencias crecientemente precisas de las autoridades de control, en aras de una mayor eficacia en la prestación de servicios asistenciales. Así es como las soluciones, inicialmente procedentes del mundo industrial, vinieron a perfeccionar nuestras herramientas de calidad y gestión para responder de forma aún más eficaz y precisa a las necesidades de una población de pacientes en un ámbito geográfico cada vez más amplio. La gestión por procesos surgió como respuesta al tratamiento de patologías cada vez más complejas y múltiples en hospitales situados cada vez en mayor medida a la vanguardia de la investigación científica. En este contexto de reorganización y reagrupación hospitalaria, quisimos estudiar el modo en que la gestión por proceso puede ayudar al gestor –en determinados casos– a conseguir que sus equipos acepten el cambio.