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El abuso sexual de niños no solo es un problema de salud individual, sino también un problema de salud pública. Si bien el abuso sexual es una cuestión de salud física y mental para un individuo con muchas y variadas consecuencias, también se enfrenta a los aspectos de los primeros vínculos, los vínculos de apego, ya que suele tener lugar dentro del círculo familiar. A la luz de tres viñetas clínicas, el artículo discute el concepto de destructividad, tanto de forma general como específica, en situaciones de abuso sexual, para proponer, finalmente, algunos puntos de atención en torno al habla del niño durante el cuidado. Cabe señalar que el niño, independientemente de que hable o no, a menudo sigue estando psicotraumatizado. La destructividad se refiere a la naturaleza destructiva de un elemento vivo o no vivo y, más generalmente, a la capacidad de destruir. En relación con este concepto, podemos observar, en general, los llamados factores de gravedad y otros llamados factores de protección que pueden coexistir. Si los primeros son más graves, hay una alta probabilidad de que los síntomas sean incapacitantes y duraderos, observando que pueden empeorar con el tiempo o aparecer de forma retardada. Si los factores de protección son significativos, entonces es más probable que el niño experimente un trauma leve y una curación más o menos rápida.