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El artículo es una revisión crítica del libro de Federico Tarragoni, El espíritu democrático del populismo (La Découverte, 2020). El título indica la inspiración weberiana del autor. Se niega a reducir el populismo a lo que la ciencia política llama, presentado como una patología de la democracia, una mezcla de demagogia post-ideológica, apuntalada por un deseo de autoridad del pueblo. A partir de las experiencias reivindicadas del populismo en la historia (Rusia, Estados Unidos, América Latina), el autor forja un ideal-tipo de populismo. Surge que el populismo surge de los momentos de crisis de la democracia cuando se critican las instituciones representativas en nombre de la radicalidad democrática, oponiendo "el pueblo" y "las élites" en un minimalismo ideológico, característico de los levantamientos destituyentes e interclasistas. La presencia de un líder carismático no es necesaria: se produce en el segundo momento de un proceso populista, el de la toma del poder. Este momento institucional suele socavar, como ocurrió en América Latina, los principios democráticos iniciales del populismo, convirtiendo el "populismo desde arriba" en un modo de gobierno autoritario. El rigor conceptual de este trabajo nos invita a ver el populismo como una crítica democrática y plebeya de la modernidad política, diferente de la crítica socialista o comunista. El momento contemporáneo de recomposición ideológica puede ser el de un nuevo populismo, según el autor.