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La cuestión del mal se aborda aquí desde una perspectiva naturalista y no religiosa. Algunos de los males a los que los humanos están expuestos parecen estar relacionados con las discrepancias entre su origen animal y lo que la evolución cultural y el desarrollo de la subjetividad han hecho de ellos. Otros males resultan de las tensiones entre el deseo de existir de manera individual y las múltiples formas de dependencia de los demás. La experiencia demuestra que la voluntad moral por sí sola no basta para crear entendimiento entre los humanos: las afiliaciones se fomentan cuando el sentido de existencia de algunos se apoya en lo que sienten que tienen en común con otros, la indiferencia o la hostilidad en el caso contrario.