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Este artículo analiza los impuestos sobre las emisiones contaminantes en un mercado en el que una empresa semipública compite con una empresa privada (nacional o extranjera). Suponemos que los propietarios de las empresas contratan a un gestor en quien delegan las decisiones de producción y de reducción de la contaminación. Mostramos que la política ambiental es más estricta en el duopolio mixto nacional que en el internacional. Además, puesto que conduce a un aumento de la cantidad total producida en la industria, esta delegación en un gestor conlleva un aumento del impuesto ambiental y degrada la calidad del medio ambiente. Por otra parte, los gobiernos pueden utilizar la política ambiental como sustituto de la privatización.