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‪Particularmente restrictiva con respecto a los inmigrantes y sus hijos presentes en el territorio nacional (‪‪ius soli‪‪), la ley de nacionalidad italiana se encuentra entre las más generosas con respecto a los descendientes de sus emigrantes en el extranjero (‪‪ius sanguinis‪‪). Abriéndose a uno de los pasaportes más poderosos del mundo, así como a importantes derechos políticos, la nacionalidad italiana es la más solicitada entre las nacionalidades coétnicas no residentes. Al cambiar el enfoque sobre la implementación de este derecho, y particularmente sobre el papel de sus intermediarios privados, el artículo cuestiona el dominio del Estado-nación sobre la definición de sus fronteras, tanto legales como simbólico-culturales, y revela los fundamentos socioeconómicos y socio-legales de una ciudadanía «de sangre».‪