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El autor propone su posición con respecto al concepto de lo inconsciente producto de una modalidad propia del funcionamiento psíquico que el llama proceso de inconscientización; o sea desplaza al inconsciente como instancia o como sistema para centrarse en la idea de fenómenos de inconscientización. Estos fenómenos de inconscientización son denominados zonas psíquicas; a fin de discriminar cada particular modalidad de configuración. Estas zonas psíquicas son explicadas por el autor a partir de una relectura de la obra de Freud y a su vez de autores post-freudianos, y en la dinámica de la transferencia/contra-transferencia. Sostiene y explicita que cada una de estas zonas, o áreas de funcionamientos psíquicos implican diferentes recursos de la técnica analítica. Se trata de otro inconsciente no reprimido, inconsciente donde emerge el objeto, cuyo protagonismo estará marcado para el sujeto en la importancia de su rol para la creación del ideal. Relación del yo con el ideal, problemática del autoestima, del sentimiento de sí, del enamoramiento patológico y fundamentalmente en las problemáticas de la adicción. Otra manifestación de lo inconsciente que nos presenta es la zona de la pulsión de muerte donde está incluido el concepto de compulsión a la repetición y de trauma, se trata de un inconsciente donde coexista la realidad pulsional vida o muerte. El autor ubica aquí, en este punto la apuesta del psicoanálisis contemporáneo.