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La reflexión sobre el fin y los fines de análisis también supone pensar la idea de resistencia y cómo la usamos después de Freud. De una representación binaria y dinámica de la resistencia, encarnación de lo que se opone al trabajo analítico, llegamos a una representación en el que la resistencia es parte integrante del proceso, y luego a la idea del valor de la resistencia, protectora de la investidura, frente a las fuerzas pulsionales de la repetición. Dos casos clínicos del coloquio de Deauville, Blanche y Fabien, ilustran dos modos diferentes de instalación de la transferencia, pero ambos necesitan la resistencia del analista para desarrollarse como procesos de análisis «con fin».