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La «liberación» sexual contemporánea corresponde de hecho a un conflicto psicosexual clásico mezclado con nuevas perturbaciones. Desde esta perspectiva, sería verdadera y falsa al mismo tiempo. Hay en ella una alteración de la pulsión, desde la fuente al objeto, pasando por la perentoriedad y el fin, y una tendencia a la escisión entre la moral sexual siempre más civilizada y una fragmentación perversa hasta un neopuritanismo. Tal libertad sesgada no abole el determinismo ni la casualidad según Darwin: las finalidades de la «naturaleza» pueden valerse de la evolución de las sexualidades y el parentesco. ¿La noción de perversión se diluye en el polierotismo narcisista contemporáneo? El caso clínico de Nadia permite analizar el paso de conductas de índole perversa hacia una subjetivación de la historia infantil adolescente y luego hacia un encuentro amoroso –gracias a una articulación específica entre una transferencia edípica y una contratransferencia interrogada por lo femenino–.