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Cuando lo real irrumpe en el encuadre, ¿de qué medios dispone el analista para hacer frente a la situación: suspender la cura o repensar el dispositivo para preservarlo de la invasión mortífera y bloquear las agresiones de lo real? La COVID-19, como la guerra o como los analizantes con fragilidades narcisistas y una destructividad agobiante, tendrá la particularidad de llevar al analista a interrogarse sobre el encuadre y reflexionar sobre las modalidades tranfero-contratransferenciales movilizadas. El analista dispone, pues, de la posibilidad, si no ya del deber, de repensar el dispositivo para poder brindar a los pacientes un apoyo a medida que le permita poner en marcha la función de representación. El reto es no perder de vista el encuadre y estar a la vez a la escucha de su intuición y creatividad. ¿El psicoanálisis no es ante todo un arte, de acuerdo con lo términos de Winnicott?