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Cada año el Ministerio de Educación francés publica los indicadores de valor añadido de los centros de enseñanza secundaria (IVAL) con la meta de medir la eficacia de las acciones educativas. Elaborados como herramientas fiables de dirección, dichos IVAL cumplen una función importante en las decisiones tomadas por los equipos educativos. Sin embargo los IVAL se ven limitados por el hecho de no tomar en cuenta el error de muestreo, lo cual confunde la acción de las escuelas con «ruido» estadístico (es decir, los efectos del azar). Se retraza el historial de dichos indicadores —desde sus orígenes en la investigación acerca de los efectos-escuela, hasta su difusión en Francia— para mostrar en qué medida el hecho de no tener en cuenta el error de muestreo plantea un problema respecto a la medición que impide una evaluación fiable de la acción educativa. Para compensar esa dificultad, se proponen estrategias alternativas de estimación. La pertinencia de esta crítica se ilustra a través del estudio de 112 escuelas secundarias de la circunscripción académica de Grenoble y su acción educativa respecto a los resultados en el examen de bachillerato.