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Miembro de uno de los mayores linajes de verdugos de Francia, Claude-Antoine Chrétien (1767-1849), destinado sucesivamente en Chalon-sur-Saône y luego en Lyon, dejó tras de sí numerosos documentos sobre el ejercicio de su profesión, compaginado con su actividad de curandero, y más de 140 actas notariales. El examen de estos documentos permite seguir su trayectoria y, sobre todo, sus inversiones, que se fueron ampliando a medida que se enriquecía. Convertido en dueño de una finca de más de 140 hectáreas y con una fortuna de al menos 170 000 francos, entró a formar parte de la burguesía lionesa y alcanzó el nivel de vida de los últimos Sanson, los verdugos de París de los siglos XVIII y XIX. Su caso permite así, y por primera vez, estudiar los negocios y el rango social de los ejecutores de alta justicia de sangre, demasiado a menudo descritos como personas sumidas en la pobreza.