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Si sabemos que la represión de la colaboración en Francia tras la Segunda Guerra Mundial refleja un momento específico de la relación entre los sexos y la justicia, esto es cierto solo en lo que respecta a los tribunales civiles. La atención de los especialistas se ha centrado casi exclusivamente en los tribunales de justicia y las cámaras cívicas, lo que ha convertido a las jurisdicciones militares en un verdadero punto ciego de la investigación. Sin embargo, estos tribunales se encargaron de reprimir los actos de colaboración en dos momentos clave: antes de que se abrieran los tribunales, en general en otoño de 1944, y después de que se cerrara el último de ellos, el tribunal del Sena, en enero de 1951. A partir de un corpus de 7 000 acusados, entre ellos más de 1 000 mujeres, el objetivo de este artículo es arrojar luz sobre el papel desempeñado por la justicia militar en la represión de los hombres y mujeres acusados de colaboración y, en particular, determinar si sus tribunales contribuyeron a reforzar el orden moral, social y penal masculino observado en la Liberación. Tras trazar la extremadamente difusa línea divisoria entre jurisdicciones militares extralegales y legales, tratamos de averiguar si es probable que la actuación de los tribunales militares haya modificado el número total de personas ejecutadas y, más ampliamente, el número de personas juzgadas por actos de colaboración, al tiempo que establecemos la proporción de estos dos grupos por sexo. A continuación analizamos los perfiles de los y las colaboradores procesados y los cargos que se les imputan. Por último, nos fijamos en las diferencias entre sexos en la severidad y el contraste entre las sentencias dictadas en rebeldía por los tribunales, la mayoría de las veces a personas que habían huido de la depuración en la Liberación, y las sentencias que realmente recibieron una vez que fueron capturados en el proceso y juzgados por los tribunales militares.