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En un mundo de inestabilidades y desigualdades crecientes, el aprovisionamiento alimentario aparece como un desafío permanente para los gobernantes y las sociedades. Más allá de sus modalidades prácticas de organización, remite a dos desafíos fundamentales: el control estratégico de los flujos y de los vínculos geográficos y sociales en el seno de los sistemas de aprovisionamiento. Este artículo introductorio insiste en las complementariedades de los enfoques empleados habitualmente para abordar esta cuestión, poco estudiada en tiempos recientes. Asociando estrechamente el ámbito de los recursos y el de los poderes, recuerda en qué medida el suministro de bienes no es únicamente una cuestión técnica de precios, volúmenes y flujos sino que depende, en última instancia, de las relaciones establecidas entre diferentes tipos de actores: Estados, empresas, colectividades, redes de mercados, etc. Se constata que, en ciertos contextos autoritarios (países del golfo Pérsico, América Latina…), la presencia del Estado-organizador resulta ineludible mientras que, fuera de los contextos de crisis (África subsahariana), se deja más espacio a dinámicas más informales.